Los diamantes más caros del mundo
- Marin Yañez
- 4 oct 2023
- 4 Min. de lectura
Los diamantes son una de las piedras preciosas más codiciadas en todos los rincones del planeta. Y eso que sus precios pueden ser desorbitados.
Parece mentira que algo tan fino y delicado a primera vista sea, en realidad, el material conocido más duro de la Tierra. Y al hilo planetario, muchos de ellos, tienen unos precios desorbitados. Sí, claro, nos referimos a los diamantes.
¡Lo que le gustaba un diamante a Marilyn Monroe! Y, hablando de diamantes, en seguida se nos viene a la cabeza un anillo de muchos quilates; un pedrusco brillante. Suena bien, ¿verdad? Así como algo sofisticado... Sin embargo, no mucha gente conoce lo que indican los quilates exactamente. Y no es otra cosa que el peso, en este caso, del diamante. Cada quilate se traduce a 0,20 gramos. Y un aviso: el número de quilates no está proporcionalmente relacionado con la calidad, el tamaño ni el precio de la joya en cuestión.

El color, la pureza, el peso y la talla son los cuatro factores principales que determinan el valor de estas piedras preciosas. Pero la rareza y las historias que guardan detrás también alteran el precio considerablemente. Y es que, a lo largo de los siglos, estas gemas han sido objeto de deseo, motivo de alegrías y también de guerras.
Aunque los más utilizados en joyería son los incoloros, los hay de diversas tonalidades, como amarillos, azules, rosas o rojos. De hecho, desde comienzos de siglo XXI, los diamantes de color o "diamantes de fantasía" son los que más popularidad han ganado debido, sobre todo, a su exclusividad. Tan solo se encuentra un diamante de color por cada 100.000 incoloros.
Si quieren saber cuáles son los diamantes más caros del mundo, sigan leyendo; aunque, les adelantamos, no todos están a la venta y algunos son tan valiosos que el precio es incalculable.
El Koh-i-Noor
Este es uno de los ejemplos de diamantes de valor incalculable. Y, sin ni siquiera tener precio, encabeza las listas de los más caros del mundo. Es más que una piedra preciosa; es también historia. Su nombre significa "Montaña de luz" en lengua persa y eso fue, precisamente, lo que gritó su descubridor, Nadir Shah, cuando lo encontró en mitad de la mina Kolkonda, en la India.
Originalmente pesaba 186 quilates y tenía una forma de corte ovalada irregular que lo catapultó como el diamante alargado más grande jamás existido. Pero finalmente, el diamante quedó en una pieza de 109 quilates. ¿Quieren saber por qué?
A mediados del siglo XIX, en 1849, el diamante salió por primera vez de la India, cambió de continente hasta llegar a manos de la reina Victoria, como botín de guerra resultante del acuerdo de paz entre sijs e ingleses. El diamante estuvo expuesto al público en 1851 y, poco después, el príncipe Alberto ordenó cortarlo y pulirlo para que brillara más, pero lo redujo hasta los 109 quilates (21,8 gramos) actuales. La reina Victoria lo usó como broche y, finalmente, terminó engarzado en una corona: la de la reina Isabel II. Actualmente, se puede admirar en la Torre de Londres, entre las Joyas de la Corona.
Sancy: motivo de disputas
Está expuesto en el Louvre de París y tampoco está a la venta. Una joya invaluable más que también forma parte de la lista de diamantes más caros conocidos. De hecho, ha sido motivo de disputas, robos y violencia a lo largo de los años. Se trata de una pieza de 55,23 quilates, de color amarillo y tallada en forma de escudo. Se sabe de su existencia desde 1477 y, aunque ahora lo atesoran en Francia, ha pertenecido a diferentes manos: estuvo en poder de portugueses, de la familia real británica y de la corte francesa. Su nombre rinde honor a un soldado francés y diplomático del siglo XVI: Nicolas de Harlay, seigneur de Sancy.
El Cullinan o La Estrella del Sur
Es el mayor diamante jamás encontrado. La gran gema fue descubierta en 1905 en las minas Premier de Pretoria, en Sudáfrica, por Frederick Wells, quien pensó que tan solo era un cristal. Nada más lejos de la realidad. Pesaba 3.106 quilates, es decir, más de 600 gramos, y fue dividido en 105 pedazos. Pero no solo destaca por su tamaño sino que, además, presenta la mayor calidad de piedra sin pulir que ha existido en el mundo. Todo esto sumado a su maravilloso color blanco azulado y su excepcional claridad, lo convirtieron en el diamante más famoso. Actualmente, forma parte de las joyas de la Corona británica, pero, ¿cómo llegó hasta allí?
El nombre fue dado en honor al presidente de la mina donde fue hallado, Thomas Cullinan; aunque también es conocida como "La estrella del Sur", tal y como denominaba Julio Verne en su novela al diamante más grande del mundo. En 1907, tras la guerra de los Bóers, y para limar asperezas entre Sudáfrica y Reino Unido, le regalaron a Eduardo VII la piedra preciosa por su cumpleaños. Este la mandó cortar a Ámsterdam a los talladores más reconocidos. Pero no fue fácil. En el primer intento, la herramienta del joyero se rompió por la dureza del material. Y después de unos meses, el tesoro se vio dividido en nueve diamantes Cullinan, numerados del I al IX y otras 96 piezas más pequeñas.
Los Cullinan I y II son los más grandes. El primero pesa 530,2 quilates y está tasado en 337 millones de euros. Se encuentra incrustado en el Cetro de la Cruz de la Corona Británica por orden del rey Jorge V, tras la muerte de Eduardo VII en 1910. La segunda se encuentra en la Corona Imperial del Estado, conservada en el museo de la Torre de Londres. El resto, hasta la novena, pasaron a ser legado de la reina Isabel II en 1953 y los engarzó en un collar, una sortija y varios broches. Ahora, Sudáfrica reclama que el diamante vuelva al país.
La colección de 9 piedras Cullinan
El diamante Hope: ¿El diamante maldito?
350 millones de dólares es el precio estimado de esta peculiar joya de 45,5 quilates y repleta de misterios. Su intenso y oscuro color azul la hizo célebre a nivel mundial. Precisamente por su tonalidad este diamante fue bautizado como "Le bleu de France" por el rey Luis XIV, a quien pertenecía. Tiempo después, en 1830, pasó a nombrarse "Hope" por su entonces nuevo dueño londinense.
Sin embargo, desde 1909 se dice que sobre la piedra preciosa recae una maldición que trae desgracias a sus propietarios, quienes habrían sufrido vidas desdichadas, trágicas o con finales tempranos. Actualmente se encuentra en el Museo Nacional de Historia de la Institución Smithsoniana.
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